A veces llegas a los lugares y te subyugan por casualidad. En mi reciente estancia en Rüdesheim no fue éste mi hotel, pero había sido citada a cenar en el restaurant, donde encontré  un encanto especial. Está en la famosa Drosselgasse de este pueblo productor de vinos, y aunque en principio todos los hotelitos  tienen un encanto similar, en éste tuve la suerte de ser huésped de su propietaria Marlene Breuer.



Es como casi todos los hoteles del lugar, un negocio de gestión familiar (Marlen lo lleva con su hermano)  por lo cual es normal encontrarte con ellos controlando que todo el servicio del restaurant esté funcionando como debe. Así es que me presentó la carta con su oferta gastronómica, en el que obviamente los vinos juegan un papel fundamental. Pude disfrutar del ambiente que reina allí por las noches de verano, en que los huéspedes de la ciudad se divierten luego de la cena bailando al son de orquestas típicas.

Luego de cenar, Marlene me acompañó a visitar el hotel, haciendo hincapié en su enseña distintiva que son las habitaciones construídas dentro de un cubo de madera remedando la de los vinos. Desde luego, una opción original en una tierra como esta que basa su economía en sus viñedos, sus vinos y el turismo enogastronómico. De hecho este hotel se define a sí mismo como WeinHotel, ya que es imposible estar aquí y no tener una experiencia total sobre el vino.


Sería un pecado pasar por aquí y no hacer una experiencia de Cata en la Bodega, donde serás guiado por los descendientes de estos hermanos que llevan con tanto mimo todos los detalles del hotel. Del mismo modo te organizan paseos por los viñedos, algunos de su propia cosecha, y organizan eventos enogastronómicos para hasta 250 comensales.

Desde luego , este hotel ofrece una inmejorable estancia para disfrutar de Rüdesheim y todo el MittelRheinTal como explico en mi post anterior