Palacio del Tiempo en Jerez
6/19/2014 01:06:00 a. m.
Visitar Jerez es una caja de sorpresas, porque uno cree que esta ciudad va de caballos y vinos, y resulta que hay un mundo aparte por descubrir. Es el caso del Palacio del Tiempo, que alberga una de las colecciones de relojes más importantes de Europa y la más importante de España.
Y si agregamos que los más de 300 relojes que se albergan en este museo fueron adquiridos y elegidos por José María Ruiz Mateos, el interés se acrecienta ya que cuando visitas la sede del Museo del Atalaya, puedes conocer algunos secretos que hicieron a los días de esta peculiar familia jerezana.
La finca , que se llama del Atalaya, tiene 2 hectáreas y tiene su historia. Estamos en la zona norte de la ciudad, y en el SXIX un capitán inglés viene a Jerez y se construye este palacete de estilo neoclásico victoriano, y encarga a un paisajista francés el diseño del jardín.
En el siglo XX fue adquirida por José María Ruiz Mateos, y en un ángulo de la finca se construye un chalet para vivir con sus 12 hijos, que hoy está cerrado, pero que forma parte del historial de este curioso complejo museístico que tiene tres espacios bien definidos: El Palacio del Tiempo, el entorno bodeguero de dos cascos de 1881, y el tercero sería el jardin, que está protegido, con especies botánicas de sudamérica , algunas con mas de 200 años.
Tuvimos la suerte de visitar la finca de la mano de Miriam Morales Lara, directora comercial y de contenidos de todo el complejo del Atalaya, quien con su entusiasmo e involucración en el proyecto , nos mostró no sólo toda la colección de relojes, de los cuales es ya una auténtica experta, sino el resto del predio, y todas las creatividades que se están haciendo para rentabilizar la instalación.
Miriam nos contó que con la expropiación de Rumasa, en 1983, la familia abandona el chalet deja todo su patrimonio aquí, y se monta una Fundación cultural entre Ayuntamiento y Diputación Provincial para sostener y gestionar todo lo encontrado aquí.
Ruiz Mateos , como no podía ser de otra manera, no fue un coleccionista ortodoxo y compró obras de arte, según le parecía . Así es que no hay una línea coherente, salvo en los relojes. Compró tanto tapices renacentistas, como una colección de plata civil, y una curiosa colección de bastones que se exponen en la primera planta.
En cuanto a la colección de Relojes que conceptualizan al Palacio del Tiempo, RM compra primero 152 piezas francesas que pertenecieron a la Condesa de Gavia, y luego compra otra colección privada de Pedro de León que forman la colección de 302 piezas que se disponen con gusto y sobriedad en este palacio.
Los relojes funcionan todos, oyes el tic tac, y dan las campanadas a las horas, y a los cuartos según los modelos. Hay un relojero dedicado a dar cuerda a las máquinas, y la atmósfera que se vive ahí dentro entre esas piezas es verdaderamente extraordinaria.
Miriam la ha aprovechado creando posibilidades de Eventos que ensamblan con esa estética y ese respirar lento del tiempo. Organizan dos tipos de veladas que pueden ser, o una visita con un concierto de violín, o algo más mimetizado con la ciudad, como puede ser una Cata de Vinos Generosos de Jerez de las Bodegas Lustau , mientras el sonido que acompañe sean los tic tacs.
Por otro lado, en el espacio del Atalaya han reformado las instalaciones para eventos sociales, tanto privados como de empresa, en el que no se han escatimado esfuerzos a la hora de dotarlo de toda la infraestructura en tecnología para pequeños congresos y presentaciones de productos.
A lo largo del recorrido encontramos relojes tan emblemáticos como el de José Rodriguez Losada para el Ayuntamiento de Jerez en 1867, que fue concebido como reloj farol, de 4 esferas y de péndulo.
La colección en un 80 % es de origen francés y te das cuenta incluso sin saberlo por la estética un poco rococó de sus piezas.Abarca siglos XVII y XVIII y XIX . Hay de chimenea de sobremesa reloj cronómetro, reloj esqueleto, y una interesante colección inglesa, dispuestos en un espacio especial.
En la primera planta está la Sala Arturo Paz, y una interesante recreación de un taller Relojero del SXIX, en la que con un juego de imágenes digitales proyectadas sobre una decorado te hace revivir con veracidad lo que sería un espacio de trabajo de los maestros de esa época de esplendor en el arte relojero.
El Palacio del Tiempo se puede visitar de Lunes a Viernes por la mañana, y se pueden concertar visitas para grupos.
Y si agregamos que los más de 300 relojes que se albergan en este museo fueron adquiridos y elegidos por José María Ruiz Mateos, el interés se acrecienta ya que cuando visitas la sede del Museo del Atalaya, puedes conocer algunos secretos que hicieron a los días de esta peculiar familia jerezana.
La finca , que se llama del Atalaya, tiene 2 hectáreas y tiene su historia. Estamos en la zona norte de la ciudad, y en el SXIX un capitán inglés viene a Jerez y se construye este palacete de estilo neoclásico victoriano, y encarga a un paisajista francés el diseño del jardín.
En el siglo XX fue adquirida por José María Ruiz Mateos, y en un ángulo de la finca se construye un chalet para vivir con sus 12 hijos, que hoy está cerrado, pero que forma parte del historial de este curioso complejo museístico que tiene tres espacios bien definidos: El Palacio del Tiempo, el entorno bodeguero de dos cascos de 1881, y el tercero sería el jardin, que está protegido, con especies botánicas de sudamérica , algunas con mas de 200 años.
Tuvimos la suerte de visitar la finca de la mano de Miriam Morales Lara, directora comercial y de contenidos de todo el complejo del Atalaya, quien con su entusiasmo e involucración en el proyecto , nos mostró no sólo toda la colección de relojes, de los cuales es ya una auténtica experta, sino el resto del predio, y todas las creatividades que se están haciendo para rentabilizar la instalación.
Miriam nos contó que con la expropiación de Rumasa, en 1983, la familia abandona el chalet deja todo su patrimonio aquí, y se monta una Fundación cultural entre Ayuntamiento y Diputación Provincial para sostener y gestionar todo lo encontrado aquí.
Ruiz Mateos , como no podía ser de otra manera, no fue un coleccionista ortodoxo y compró obras de arte, según le parecía . Así es que no hay una línea coherente, salvo en los relojes. Compró tanto tapices renacentistas, como una colección de plata civil, y una curiosa colección de bastones que se exponen en la primera planta.
En cuanto a la colección de Relojes que conceptualizan al Palacio del Tiempo, RM compra primero 152 piezas francesas que pertenecieron a la Condesa de Gavia, y luego compra otra colección privada de Pedro de León que forman la colección de 302 piezas que se disponen con gusto y sobriedad en este palacio.
Los relojes funcionan todos, oyes el tic tac, y dan las campanadas a las horas, y a los cuartos según los modelos. Hay un relojero dedicado a dar cuerda a las máquinas, y la atmósfera que se vive ahí dentro entre esas piezas es verdaderamente extraordinaria.
Miriam la ha aprovechado creando posibilidades de Eventos que ensamblan con esa estética y ese respirar lento del tiempo. Organizan dos tipos de veladas que pueden ser, o una visita con un concierto de violín, o algo más mimetizado con la ciudad, como puede ser una Cata de Vinos Generosos de Jerez de las Bodegas Lustau , mientras el sonido que acompañe sean los tic tacs.
Por otro lado, en el espacio del Atalaya han reformado las instalaciones para eventos sociales, tanto privados como de empresa, en el que no se han escatimado esfuerzos a la hora de dotarlo de toda la infraestructura en tecnología para pequeños congresos y presentaciones de productos.
Una pieza de la colección francesa |
Detalle del reloj anterior |
La colección en un 80 % es de origen francés y te das cuenta incluso sin saberlo por la estética un poco rococó de sus piezas.Abarca siglos XVII y XVIII y XIX . Hay de chimenea de sobremesa reloj cronómetro, reloj esqueleto, y una interesante colección inglesa, dispuestos en un espacio especial.
Una pieza del Siglo XVIII de la colección inglesa |
En la primera planta está la Sala Arturo Paz, y una interesante recreación de un taller Relojero del SXIX, en la que con un juego de imágenes digitales proyectadas sobre una decorado te hace revivir con veracidad lo que sería un espacio de trabajo de los maestros de esa época de esplendor en el arte relojero.
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