Desde el lobby del Hotel Castilla Termal Monasterio de Valbuena puedes espiar una de las salas expositivas de la fundación, lo cual le da carácter y esencia, y ya mientras haces el check in comienzas a inquietarte, espiando también , el magnífico claustro  que es un hilo conductor hacia  muchas de las habitaciones.

La magnífica conservación y restauración de este Monasterio cisterciense del siglo XII será el decorado que te acompañará a lo largo de tu estancia, tal vez porque va acompañada de una exquisita decoración , moderna, elegante, medida que no desentona nunca con el carácter de tan notable edificio. En un cinco estrellas es siempre fácil pasarse en lujo y parafernalias, y para mí el lujo de este lugar es precisamente su mesura, que aún arriesgando en texturas decorativas alcanza siempre el equilibrio.

Las líneas y formas monacales se usan para crear perspectivas , los rincones son espacios para recogerse, las ventanas (a veces ventanucos) son marcos para espiar el territorio de un modo recogido. Todo invita a la calma en este lugar, y acaso el único sobresalto sea administrarte el tiempo para disfrutar del hotel como de sus alrededores.

Tan encantador como pasear por dentro es pasear por fuera. Para apreciarlo, el edificio merece darle un giro de 360 grados parte del cual lo realizarás entre viñedos. Desde ahí se puede contemplar el edificio que se le anexó para albergar la zona termal, sin que desentone con la estructura histórica ni con el marco natural. Es un plus de este hotel poder salir a caminar por la mismísima ribera del Duero, algo no siempre posible. Y también lo es pasear por este mínimo pueblito con una sugerente tasquita que invita a conocer la gastronomía más genuina.

Castilla Termal invirtió 15 millones de euros en restaurar este hotel gran parte de lo cual se lo llevó el área termal, convirtiéndose así en el primer balneario 5 estrellas de Castilla y León. Su mayor logro es el énclave, está en una ladera y mira hacia el Duero. Los grandes ventanales te divierten con la piscina exterior y con el verde de los árboles, y en la gran piscina puedes alternar en distintos tipos de chorros y burbujas.




Pero lo más espectacular de este Spa es su área de  circuito de contrastes ubicado en una antigua capilla del Monasterio.  La instalación cuenta con 16 cabinas para tratamientos,  piscina infantil, todo alimentado de aguas biomedicinales ,  que se obtienen a 230 metros de profundidad y surgen a una temperatura de 25 grados. Ésta agua  es mineromedicinal sulfatada, hipotermal y de mineralización media, ideal para tratamientos digestivos, metabólicos y que mejoran la actividad hepática, y todas las dolencias derivadas del stress.

El área de contrastes en la Capilla de San Pedro

HABITACIONES

De las 79 habitaciones, el 75% son de categoría superior. Las suites ganan en espacio y en algunos complementos como la bañera externa a modo de chill out, y alguna tiene hasta sauna privado. Mantienen el estilo decorativo del hotel, con cierta uniformidad y predominan los tonos violáceos en todo lo textil. Obviamente como todo hotel de esta categoría, se acompaña de todas las amenities y generosidades que ya son un must como los  albornoces, y complementos necesarios para ir al spa, tanto así como las máquinas de café de cápsulas o botellas de vino.

El desayuno buffet es más bien un brunch, ya que invita con comida salada tanto como dulce y también tiene una carta de platos preparados al momento que se pueden ordenar. Y como estamos donde estamos, también tenemos posibilidad de estimular nuestro día con un Ribera del Duero que se dispone igual que los zumos de fruta. Me encantó la decoración de las mesas:

El restaurant adhiere al Slow Food y como tal se nutre de alimentos de proximidad y obviamente de los vinos de la región.

El Hotel completa sus instalaciones con una amplia oferta de restauración, cafetería con terraza, salones para eventos con capacidad de hasta 200 personas, gimnasio, zona infantil, huerto ecológico, jardín de especias, bodega de 140 metros cuadrados y 4,5 hectáreas de viñedo. El uso turístico del Monasterio genera 70 puestos de trabajo directos.

La zona es estratégica para visitar la Ribera del Duero, podríamos llamarla la Milla de Oro. Nos encontramos a tiro de piedra de Peñafiel, de Pesquera y de Quintanilla de Onésimo , del mismo modo que podemos ir caminando a algunas bodegas aledañas como la interesantísima Emina.

Nos faltó tiempo para disfrutar más del hotel y de la zona, así como de los otros Hoteles de Castilla Termal que manteniendo sus standares dan prestigio a la hotelería de las orillas del Duero.