Anochecer en la calle Corrientes de Buenos Aires
5/30/2015 10:00:00 a. m.
Mítica. Tópica. Imperdible para todos los que vienen a caminar Buenos Aires. No hay visita a esta ciudad que pueda eludir la avenida Corrientes, núcleo y refugio de la bohemia auténtica de la ciudad, aquella que bebe de las raíces de lo más profundo del ser porteño.
Atravieza la ciudad por el centro y viene de muy lejos a desembocar en "El Bajo" , pasando por el fálico Obelisco, que a finalmente se ha convertido en el ombligo de la ciudad. Corrientes acaba en un lugar tan mítico como el Luna Park, viejo estadio para ver boxeo , hoy convertido en sala multiespacios para espectáculos. Allí recuerdo conciertos míticos en la transición: Mercedes Sosa, Fito Páez, León Gieco, una época de oro en que los argentinos estábamos todos unidos contra la Dictadura y a favor de la democracia.
También podríamos decir que la calle Corrientes desemboca en el mítico edificio de Correos, construído en 1888, y que hoy alberga el recientemente inaugurado, Centro Cultural Néstor Kirchner. En este lugar han logrado reconvertir esa mole espectacular de cemento , que en su época sería un lugar trascendente, en una fusión moderna , muy bien ejecutada, para convertirse en uno de los centros de referencia para el arte. De hecho, es el más grande de Latinoamérica.
Pero lo que quería contar es la divinísima experiencia que es caminar por la calle Corrientes al anochecer. Sobre todo porque de día no está linda: no hay unidad constructiva en las fachadas, los frentes de los edificios están descuidados y sucios, pero lo que da el alma a la avenida son sin lugar a dudas los teatros. Es el epicentro de las artes escénicas, referencia en el teatro de habla hispana, y me atrevería a decir que la más importante, y estirando un poco diría que la podemos comparar con Broadway.
A medida que anochece la ciudad el cambio de luces genera un efecto narcótico, no importa el incesante tráfico ni el ruido, es más éstos completan el efecto: los colores de los taxis, los colectivos se mezclan con las luces de los teatros y los innumerables carteles de neón que se expanden por por lo alto de los edificios , sobre todo alrededor del obelisco. A ésto se suman los carteles de los teatros legendarios de esta avenida: Opera, Metropolitan , Lola Membrives, y algunos efectos de las calles aledañas, como el Maipo de la calle Esmeralda.
Son muchos los actores famosos que están hoy sobre las tablas de Buenos Aires: Darin, Peretti, Gasalla. La experiencia no se acaba ahí, hay que entrar dentro.
Atravieza la ciudad por el centro y viene de muy lejos a desembocar en "El Bajo" , pasando por el fálico Obelisco, que a finalmente se ha convertido en el ombligo de la ciudad. Corrientes acaba en un lugar tan mítico como el Luna Park, viejo estadio para ver boxeo , hoy convertido en sala multiespacios para espectáculos. Allí recuerdo conciertos míticos en la transición: Mercedes Sosa, Fito Páez, León Gieco, una época de oro en que los argentinos estábamos todos unidos contra la Dictadura y a favor de la democracia.
También podríamos decir que la calle Corrientes desemboca en el mítico edificio de Correos, construído en 1888, y que hoy alberga el recientemente inaugurado, Centro Cultural Néstor Kirchner. En este lugar han logrado reconvertir esa mole espectacular de cemento , que en su época sería un lugar trascendente, en una fusión moderna , muy bien ejecutada, para convertirse en uno de los centros de referencia para el arte. De hecho, es el más grande de Latinoamérica.
Pero lo que quería contar es la divinísima experiencia que es caminar por la calle Corrientes al anochecer. Sobre todo porque de día no está linda: no hay unidad constructiva en las fachadas, los frentes de los edificios están descuidados y sucios, pero lo que da el alma a la avenida son sin lugar a dudas los teatros. Es el epicentro de las artes escénicas, referencia en el teatro de habla hispana, y me atrevería a decir que la más importante, y estirando un poco diría que la podemos comparar con Broadway.
A medida que anochece la ciudad el cambio de luces genera un efecto narcótico, no importa el incesante tráfico ni el ruido, es más éstos completan el efecto: los colores de los taxis, los colectivos se mezclan con las luces de los teatros y los innumerables carteles de neón que se expanden por por lo alto de los edificios , sobre todo alrededor del obelisco. A ésto se suman los carteles de los teatros legendarios de esta avenida: Opera, Metropolitan , Lola Membrives, y algunos efectos de las calles aledañas, como el Maipo de la calle Esmeralda.
Son muchos los actores famosos que están hoy sobre las tablas de Buenos Aires: Darin, Peretti, Gasalla. La experiencia no se acaba ahí, hay que entrar dentro.
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