ESPLÉNDIDA PRAGA
6/23/2011 10:20:00 a. m.
Mi primera mañana en Praga la iba a dedicar al Castillo, uno de sus símbolos, y guardianes de la ciudad, al cual había contemplado espléndido desde el restaurant Marina de Grosseto, que es el único barco restaurant que está sobre el Moldava en pleno Centro, y que como su nombre indica, cocina comida italiana. Quería aprovechar el coche alquilado que tenía que devolver por la tarde para subir la calle Nerudova, la calle neurálgica de Mala Strana y que está dedicada al escritor Jan Neruda, autor de "Cuentos de Mala Strana".
Luego de divertirme viendo las escenas a que se somenten a los guardias del Castillo con las típicas fotos turísticas, y convirtiéndome luego yo misma en turista y sacarme la foto, entré a esa ciudad castillo sabiendo por las guías que me encontraba en un sitio particular, que aquello no era un Castillo al uso, sino un castillo, una catedral, un convento, tres torreones, un barrio de casitas, y que además allí había restaurantes, bares, y tiendas. Es decir, aquello es como una ciudadela. Está enclavada en lo alto de una roca y ocupa 570 metros de largo y 128 de ancho. Al complejo se accede por una puerta barroca en la que se apoyan por lo alto dos titanes en piedra diseñados por el artista Ignac Platzer. Accedes primero a un patio, luego a otro, y luego te enfrentas a la fantástica sorpresa de la Catedral.
La catedral de San Vito es una de las tantas maravillas góticas del Mundo, con un detalle para mí distintivo: la ventana diseñada por Alfons Mucha, uno de los artístas paradigmáticos del Art Nouveau checo.
¿Qué se puede decir que no se haya dicho de una Catedral Gótica? Yo me rindo a sus pies, me fascinan sus dimensiones, su desproporción con respecto al hombre, me fascina la piedra oscura y los cristales de colores, y como sudamericana, me fascina creerme que semejante maravilla fue concebida hace más de siete siglos cuando mi país era un páramo habitado por indios.
Luego visitamos el Palacio Real, con su gran recinto gótico y su balconada sobre Praga desde lo alto, luego la calle del Oro, con la casa de Kafka (me compré 3 libros , ver vídeo). Y luego apetece pasear y tomar café en uno de los tantos barecitos. No visité ni el Convento ni la Basílica. No se por qué, pero en este viaje tuve un poco de hastío de ver tantos monumentos, sin ton ni son. Me hacen sentir una turista. Para entrar al recinto hay que pagar un ticket que te incluye la entrada a todos los edificios e iglesias y cuesta 13€.
CENA EN LA STAROMESTSKÉ NAMESTÍ (Plaza de la Ciudad Vieja)
Estábamos alojados en el magnífico Hotel IRONGATE, un hotel Boutique de 5 estrellas, a pocos pasos de esta plaza, con un estupendo patio en el que nos invitaban a cenar , pero como bien saben los administradores del hotel, es muy difícil no salir, cuando tienes tanto por descubrir fuera....... y si bien sabíamos que esta zona no destaca precisamente por su gastronomía, había algunas especialidades que probar.
Nos fuimos entonces a la Plaza a cenar, sabiendo que seguramente haríamos "el turista" en cualquiera de esos restaurantes con sus invitantes terrazas sobre el adoquinado. Pero una vez en la vida esas experiencias hay que hacerlas. Quién me quita a mí el recuerdo de comer mirando al Reloj del Ayuntamiento o a la Iglesia del Tyn, con la sutil luz del anochecer y en una noche cálida de verano?
Así fue que nos sentamos en la que mejor nos acogieron, pues eran ya las diez de la noche, hora tardía para cenar en esa parte de Centro Europa (no lo fue así luego en Viena). El restaurante ofrecía comida checa, y nos decidimos por él. Elegimos lo típico, las salchichas , un plato de distintas carnes de distintos animales, y lo original de los acompañamientos de esa zona, los coles sazonados con yogures. Los precios en la carta eran muy ajustados, pregunté si estaban incluídos los impuestos, porque ya sabemos que en esos sitios acostumbrados a tratar con turistas, sino te la dan a la entrada, te la dan a la salida. Y así fue. Aunque de un modo simpático, el camarero cuando nos trajo la cuenta, nos dijo que eran 550 coronas, unos 25€, y en un papelito aparte escrito a bolígrafo, nos ponía que teníamos que pagar 680 por el servicio del 15%, pero luego de ver nuestra sorpresa, nos dijo que era opcional. Ustedes qué creen, que lo he pagado?
La catedral de San Vito es una de las tantas maravillas góticas del Mundo, con un detalle para mí distintivo: la ventana diseñada por Alfons Mucha, uno de los artístas paradigmáticos del Art Nouveau checo.
¿Qué se puede decir que no se haya dicho de una Catedral Gótica? Yo me rindo a sus pies, me fascinan sus dimensiones, su desproporción con respecto al hombre, me fascina la piedra oscura y los cristales de colores, y como sudamericana, me fascina creerme que semejante maravilla fue concebida hace más de siete siglos cuando mi país era un páramo habitado por indios.
Luego visitamos el Palacio Real, con su gran recinto gótico y su balconada sobre Praga desde lo alto, luego la calle del Oro, con la casa de Kafka (me compré 3 libros , ver vídeo). Y luego apetece pasear y tomar café en uno de los tantos barecitos. No visité ni el Convento ni la Basílica. No se por qué, pero en este viaje tuve un poco de hastío de ver tantos monumentos, sin ton ni son. Me hacen sentir una turista. Para entrar al recinto hay que pagar un ticket que te incluye la entrada a todos los edificios e iglesias y cuesta 13€.
CENA EN LA STAROMESTSKÉ NAMESTÍ (Plaza de la Ciudad Vieja)
Estábamos alojados en el magnífico Hotel IRONGATE, un hotel Boutique de 5 estrellas, a pocos pasos de esta plaza, con un estupendo patio en el que nos invitaban a cenar , pero como bien saben los administradores del hotel, es muy difícil no salir, cuando tienes tanto por descubrir fuera....... y si bien sabíamos que esta zona no destaca precisamente por su gastronomía, había algunas especialidades que probar.
Nos fuimos entonces a la Plaza a cenar, sabiendo que seguramente haríamos "el turista" en cualquiera de esos restaurantes con sus invitantes terrazas sobre el adoquinado. Pero una vez en la vida esas experiencias hay que hacerlas. Quién me quita a mí el recuerdo de comer mirando al Reloj del Ayuntamiento o a la Iglesia del Tyn, con la sutil luz del anochecer y en una noche cálida de verano?
Así fue que nos sentamos en la que mejor nos acogieron, pues eran ya las diez de la noche, hora tardía para cenar en esa parte de Centro Europa (no lo fue así luego en Viena). El restaurante ofrecía comida checa, y nos decidimos por él. Elegimos lo típico, las salchichas , un plato de distintas carnes de distintos animales, y lo original de los acompañamientos de esa zona, los coles sazonados con yogures. Los precios en la carta eran muy ajustados, pregunté si estaban incluídos los impuestos, porque ya sabemos que en esos sitios acostumbrados a tratar con turistas, sino te la dan a la entrada, te la dan a la salida. Y así fue. Aunque de un modo simpático, el camarero cuando nos trajo la cuenta, nos dijo que eran 550 coronas, unos 25€, y en un papelito aparte escrito a bolígrafo, nos ponía que teníamos que pagar 680 por el servicio del 15%, pero luego de ver nuestra sorpresa, nos dijo que era opcional. Ustedes qué creen, que lo he pagado?
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