Situada en un montículo que se eleva en la planicie alentejana, y con unas vistas increíbles a los lagos de La Alqueva, Monsaraz es un pueblo impecable que dibuja una postal deliciosa de esta zona de Portugal.
Administrativamente se la denomina como una freguesía de Reguengos , de la que dista a unos 18 kms, por lo cual, el pueblo es casi un set de filmación, con apenas habitantes, y apenas actividades usuales o cotidianas. Así se ha convertido en una meca del buen gusto, y en un espectacular mirador al paisaje que la circunda, absolutamente determinado por los lagos antes mencionados y que son los embalses más grandes de Europa occidental.
Visitar el pueblo al atardecer es una experiencia deliciosa, ya que a esa hora quedan apenas turistas, y la luz cálida del atardecer genera una ambiente inigualable combinándose con el blanco uniforme de las paredes de cal de las casas.
Si vienes de cualquiera de las dos carreteras que te traen desde Reguengos, verás que el pueblo tiene como una forma de barca en lo alto del montículo, y por encima de las murallas de color ocre, se alza la arquitectura blanca, desde la que sobresale en el medio las dos torres de la iglesia.
En el extremo sur, se alza la torre del castillo y por la zona norte predomina la torre das Feticeiras (de las Brujas) . En todo caso, queda evidente que fue un bastión defensivo, totalmente amurallado. Se pueden dejar los coches abajo, hay suficiente parking) y es ideal entrar por la puerta norte, llamada Puerta da Vila. Desde allí sólo pudes transitar por cualquiera de las dos calles que tiene el pueblo: Rúa Direita y Rúa de Santiago, que tienen tiendecitas de souvenirs y delicatessen, y algunos bares y restaurantes.
El camino te lleva a la destacada Igreja Major, en el centro del pueblo, una iglesia de dos torres, y con un interior cuadrado, rico en pequeños altares policromados. Es de estilo transición del Renacimiento al Barroco. En sus escalinatas es un lugar ideal donde sentarse a contemplar el atardecer, cuya luz se cuela por las callecitas que bajan hacia el oeste.
Caminando la calle Direita llegas al castillo, que también es un contraste de color y consistencia. Perfectamente mantenido, llama la atención su plaza de armas ahora convertido en Coso Taurino. Todo es silencio al atardecer, y el cambio de luces es un espectáculo que la naturaleza regala a Monsaraz de un modo especial.
Hay pocos lugares donde alojarse en el mismo pueblo -y poca hostelería- ,pero eso también la hace especial, ya que el espacio urbano apenas está contaminado por las groserías de la modernidad. Le queda una asignatura pendiente a este burgo: administrar el tránsito y aparcamiento de los coches de los residentes que tanto afean la estética de muros blancos y suelos empedrados.
Aún así hay lugares prodigiosos para disfrutar de esta geografía. Yo destacaría la divinísima tienda que tiene la Bodega Ervideira en una antigua escuela, en cuya terraza superior han habilitado un espacio para disfrutar de la copa de vino que quieras comprar. Las fotos hablan por sí mismas, y las virtudes del vino de la región las puedes conocer en El Vino en el Alma.
La visita a este municipio no estará completa sino aprovechamos sus generosidades acuáticas. Hacia el este se expanden por sus tierras las aguas de los Lagos de la Alqueva, los lagos artificiales más grandes de Europa. Pero dicho con más propiedad son embalses que derivan de una presa construída para aprovechar las aguas del Guadiana y proveer riego a la región y producir electricidad.
En efecto, la presa surtirá a 110.000 ha de nuevos regadíos y permite el funcionamiento de una central hidroeléctrica con capacidad para producir 380 MW, cantidad que permite satisfacer los gastos eléctricos de una ciudad de 180.000 habitantes.
Ocupa un área de 250 km², 33 de los cuales están en territorio de la provincia de Badajoz. Su capacidad de almacenamiento es de 4.150 hm³ de agua (cantidad que equivale a las necesidades de abastecimiento de Lisboa durante 40 años). La longitud, desde la presa hasta la cola del embalse, es de 83 km. Su profundidad máxima es de 152 m. Su recortada costa tiene una longitud de 1160 km.
Estas aguas, sin embargo, se han convertido en un complemento notable a la oferta turística , ya que se ha aprovechado para brindar actividades naúticas y simplemente como refresco visual, en una zona con temperaturas muy altas en verano. Así es que la visita a esta parte del Alentejo se puede complementar con paseos en barco que salen de los dos puertos deportivos del municipio. Uno de ellos, el Centro Naútico, cuenta con un encantador espacio gastronómico, y parque infantil, además con una costa "atrezzada" que te puede dar la impronta de encontrarte en la playa.
Quedan por visitar San Pedro de Corval, un pueblito con cierto encanto, a mitad de camino entre Reguengos y Monsaraz que se autodefine como el mayor centro Alfarero de Portugal, donde se puede disfrutar de las habilidades artesanas de la zona, y comprar cerámica a muy buen precio. En especial , me gustaron aquellas que reflejan la actividad agrícola y vitivinícola del lugar:
En cuanto a gastronomía, queremos hacer un pequeño homenaje al Hostal Restaurant Moira, en Reguengos, en Quinta do Santiago, que es de esos establecimientos hosteleros familiares en el que todos hacen de todo. Allí dormimos en una de sus habitaciones y allí comimos un bacalao estupendo, y una milhojas de cerdo con salsa de acelga, que estaba buenísimo. Su especialidad son las baquecas, los mariscos. y todas los platos alentejanas. evidentemente todo debe estar buenísimo a contar por el lleno absoluto que tienen cada día de gente local.
Administrativamente se la denomina como una freguesía de Reguengos , de la que dista a unos 18 kms, por lo cual, el pueblo es casi un set de filmación, con apenas habitantes, y apenas actividades usuales o cotidianas. Así se ha convertido en una meca del buen gusto, y en un espectacular mirador al paisaje que la circunda, absolutamente determinado por los lagos antes mencionados y que son los embalses más grandes de Europa occidental.
Contraste de Cal y Piedra en Monsaraz |
Visitar el pueblo al atardecer es una experiencia deliciosa, ya que a esa hora quedan apenas turistas, y la luz cálida del atardecer genera una ambiente inigualable combinándose con el blanco uniforme de las paredes de cal de las casas.
El sol se pone entre los muros con esa luz tan especial |
Si vienes de cualquiera de las dos carreteras que te traen desde Reguengos, verás que el pueblo tiene como una forma de barca en lo alto del montículo, y por encima de las murallas de color ocre, se alza la arquitectura blanca, desde la que sobresale en el medio las dos torres de la iglesia.
Monsaraz viniendo desde Reguengos |
El camino te lleva a la destacada Igreja Major, en el centro del pueblo, una iglesia de dos torres, y con un interior cuadrado, rico en pequeños altares policromados. Es de estilo transición del Renacimiento al Barroco. En sus escalinatas es un lugar ideal donde sentarse a contemplar el atardecer, cuya luz se cuela por las callecitas que bajan hacia el oeste.
Altar mayor de la iglesia |
Caminando la calle Direita llegas al castillo, que también es un contraste de color y consistencia. Perfectamente mantenido, llama la atención su plaza de armas ahora convertido en Coso Taurino. Todo es silencio al atardecer, y el cambio de luces es un espectáculo que la naturaleza regala a Monsaraz de un modo especial.
Hay pocos lugares donde alojarse en el mismo pueblo -y poca hostelería- ,pero eso también la hace especial, ya que el espacio urbano apenas está contaminado por las groserías de la modernidad. Le queda una asignatura pendiente a este burgo: administrar el tránsito y aparcamiento de los coches de los residentes que tanto afean la estética de muros blancos y suelos empedrados.
Aún así hay lugares prodigiosos para disfrutar de esta geografía. Yo destacaría la divinísima tienda que tiene la Bodega Ervideira en una antigua escuela, en cuya terraza superior han habilitado un espacio para disfrutar de la copa de vino que quieras comprar. Las fotos hablan por sí mismas, y las virtudes del vino de la región las puedes conocer en El Vino en el Alma.
Una de las vistas de la tienda de Ervideira |
Las vistas a los lagos de La Alqueva, disfrutando un Reserva de Ervideira |
La visita a este municipio no estará completa sino aprovechamos sus generosidades acuáticas. Hacia el este se expanden por sus tierras las aguas de los Lagos de la Alqueva, los lagos artificiales más grandes de Europa. Pero dicho con más propiedad son embalses que derivan de una presa construída para aprovechar las aguas del Guadiana y proveer riego a la región y producir electricidad.
En efecto, la presa surtirá a 110.000 ha de nuevos regadíos y permite el funcionamiento de una central hidroeléctrica con capacidad para producir 380 MW, cantidad que permite satisfacer los gastos eléctricos de una ciudad de 180.000 habitantes.
Ocupa un área de 250 km², 33 de los cuales están en territorio de la provincia de Badajoz. Su capacidad de almacenamiento es de 4.150 hm³ de agua (cantidad que equivale a las necesidades de abastecimiento de Lisboa durante 40 años). La longitud, desde la presa hasta la cola del embalse, es de 83 km. Su profundidad máxima es de 152 m. Su recortada costa tiene una longitud de 1160 km.
Estas aguas, sin embargo, se han convertido en un complemento notable a la oferta turística , ya que se ha aprovechado para brindar actividades naúticas y simplemente como refresco visual, en una zona con temperaturas muy altas en verano. Así es que la visita a esta parte del Alentejo se puede complementar con paseos en barco que salen de los dos puertos deportivos del municipio. Uno de ellos, el Centro Naútico, cuenta con un encantador espacio gastronómico, y parque infantil, además con una costa "atrezzada" que te puede dar la impronta de encontrarte en la playa.
Quedan por visitar San Pedro de Corval, un pueblito con cierto encanto, a mitad de camino entre Reguengos y Monsaraz que se autodefine como el mayor centro Alfarero de Portugal, donde se puede disfrutar de las habilidades artesanas de la zona, y comprar cerámica a muy buen precio. En especial , me gustaron aquellas que reflejan la actividad agrícola y vitivinícola del lugar:
En cuanto a gastronomía, queremos hacer un pequeño homenaje al Hostal Restaurant Moira, en Reguengos, en Quinta do Santiago, que es de esos establecimientos hosteleros familiares en el que todos hacen de todo. Allí dormimos en una de sus habitaciones y allí comimos un bacalao estupendo, y una milhojas de cerdo con salsa de acelga, que estaba buenísimo. Su especialidad son las baquecas, los mariscos. y todas los platos alentejanas. evidentemente todo debe estar buenísimo a contar por el lleno absoluto que tienen cada día de gente local.
- 6/30/2016 03:56:00 a. m.
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