Hay veces en que los lugares en que te
alojas definen tu viaje de un modo radical. Son esos lugares únicos
y especiales que colorean tu estancia y hacen de tu escapada una
vivencia irrepetible.
Eso me pasó recientemente en mi último
viaje a Oviedo, en el que encontré un lugar super original para
dormir gracias a Apartamentos en Oviedo , una web que rastrea apartamentos y casas vacacionales en más de
100 webs y que te permite encontrar sitios como la FreeHouse en Les
Maces, en las afueras de la capital asturiana, un casa que mezcla el
alojamiento turístico con Co-Working. Me pareció interesantísima
la idea, y una forma super especial de entrar en la realidad del
Principado, ya que no hay nada como vivir e intercambiar experiencia
con locales para conocer cómo vive una sociedad.
Situada en las afueras de Oviedo, sin
embargo , te permite un abordaje a la ciudad interesante, en el
sentido que estás en contacto con jóvenes creadores y emprendedores
que están co-trabajando y a la vez brindando un servicio extra para
su emprendimiento, que son las habitaciones turísticas.
A este tipo de hallazgos sólo puedes
llegar a través de estos comparadores como hundredrooms, que
comparan webs, y que te brindan las mejores ofertas y curiosidades
para los días de tu viaje. Lo que me parece super interesante
también son las posibilidades de filtrar según requerimientos
especiales. En esta ocasión no viajé con mi perra, pero normalmente
cuando lo hago tengo serios problemas en discriminar los alojamientos
que admiten mascotas, y muchas veces me veo obligada a llamar
por teléfono. Del mismo modo se filtran los apartamentos que son
accesibles a personas con movilidad reducida, otros de los grandes
afectados a la hora de buscar alojamiento.
VISITAR OVIEDO
Una vez instalada en la FreeHouse de
Les Maces, y habiendo recibido la primera inmersión sobre la ciudad
de mano de los chicos que allí trabajan, me decidí a ir por mis
propias impresiones de la capital asturiana.
Traía de antemano algunos datos y
algunos “pre-juicios” y sobre todo muchas opiniones ya que venía
de pasar unos días en la espléndida Gijón, y obviamente, no he
estado exenta de escuchar las rivalidades provinciales de sus
ciudadanos a ver cuál es más bonita.
Para empezar , para mí, no hay
comparación posible entre una ciudad que está en la costa y una de
interior. Gijón es una magnífica ciudad marinera que tiene toda la
impronta del Océano en su modo de vivir. Olores, sabores, la
posibilidad de realizar deportes marineros. En este caso nos metemos
al interior, a lo más íntimo de la naturaleza asturiana, y en esa
raja que se adentra hacia el interior nos encontramos con esta
fantástica Oviedo, recatada y recogida, que nos invita a un
paseo amable, estimulante y lleno de historia.
Indiscutiblemente cuando llegamos al
centro , lo primero que tenemos que hacer es buscar la Catedral,
seña de identidad de la ciudad, sin entender la cual no entenderemos
Oviedo. Construída en varias etapas, en varias faces que dan a su
estética superposición de estilos. Los primeros son románicos que
datan desde que el Rey Alfonso II el Casto reconstruye la basílica
sobre la base de la que había construído su padre el Rey Fruela. De
esta construcción aún perviven la Capilla de Santa Leocadia y la
capilla de Santa Miguel donde se encuentra el famoso Apostolado
románico.
A partir de allí se suceden los
estilos, pero lo que vemos hoy es la estructura del gótico, que se
empezó a construir en 1382, y se tardaron tres siglos. No es hasta
el siglo XVI en que se plantea lo más espectacular de esta catedral
que es su espléndida fachada de tres arcos que se remataron junto
con la torre ,ya en el renacimiento y que colorea de un modo
espectacular el estilo Gótico. Hay que destacar su altar mayor, y
todo el recorrido interior que nos ha hecho pensar en los días
aciagos de la Guerra Civil Española, que la dañaron en partes
importantes.
Salimos y nos encontramos con una
espléndida plaza, que es bastante posterior a la construcción de la
Catedral y que nos permite verla desde diferentes perspectivas. Justo
frente a la fachada, hay un barecito con una terraza espléndida que
es una estupenda parada para disfrutar este portento de la
arquitectura gótica.
Desde allí nos vamos a encontrar los
pasos de la Regenta, y a refrescar los ambientes retratados
por Leopoldo Alas Clarín que bautizó a esta ciudad con el
inefable término de Vetusta. Por si no lo sabíamos en el extremo
más distante de la iglesia hay una enorme escultura del personaje
Ana Ozores clariniano que nos mete de lleno en esa atmósfera
literaria que nos retrató el escritor. Quienes no hayan leído la
novela , seguramente tengan frescas las imágenes de la famosa serie
televisiva que interpretaron Carmelo Gómez y Aitana Sánchez Gijón,
pero sino tienen una interesantísima oportunidad de llegar a Oviedo
con una prefiguración a través de la “ruta clariniana” que
preparó la Universidad local para caminarla en búsqueda de los
personajes de Clarín.
Este trabajo que es un recorrido
virtual por la ciudad en función de situaciones de la novela es un
modo interesantísimo de adentrarnos en esa Oviedo de “muchos
vicios y pocas virtudes” que refleja el autor en su construcción
de estos personajes en tiempos de la Restauración . Así podemos
recorrer lo que se cita como el Barrio de la Encimada -los aledaños
a la Catedral- y por la calle Cimadevilla revivir lo que sería su
vida comercial que hoy pervive.
Por estas calles nos marchamos a uno de
los lugares más entrañables de la ciudad: la Plaza del Fontán, una
plaza porticada con bares , tiendecitas con “cosas de comer”, y
algunos de artesanía, pero nada sería lo que es sin la hermosa
estructura metálica del Mercado que hacen del lugar un espacio
convocante. Adentro encuentras los puestos tradicionales de fruta,
verdura, pescado y carne, y también otros de “delicatessen”
asturianas. Se llamaba Plaza del Pan en la novela y era la sede del
Teatro Municipal, donde Ana Ozores, descubre las vibraciones del
amor.
No podemos irnos de Oviedo sin recorrer
la calle Mon, centro de la movida nocturna y de día nos da la
oportunidad de probar su típica sidra . Aprovechando esta caminata,
desde la intersección de la calle Máximo y Fromestano, llegamos a
la Plaza del Paraguas un acogedor espacio inmortalizado por
ese tendido metálico que servía de reparo a las lecheras que venían
del campo a vender sus cosas.
Hay otras señas de identidad de la
capital del Principado de Asturias que no podemos dejar de ver y que
llamaron mucho mi atención y es la profusión de estatuas y
esculturas que proliferan por toda la ciudad. Ya hicimos referencia a
la de La Regenta, pero yéndonos a la parte nueva de la ciudad,
llaman mucho la atención la de Botero, frente al campo de San
Francisco, la de Woody Alen -gran amante de Oviedo-, y el portentoso
Culis Monumentabilis, de Eduardo Úrculo y que es una ornamentación
bestial en la entrada en la calle Uría, famosa por su vida
comercial, y que nos lleva a conocer a esa otra cara de la ciudad.
Así nos despedimos de Oviedo . .
- 10/20/2015 03:37:00 a. m.
- 4 Comments