Hay muchos destinos de mar que corren el riesgo de no acompañar en la realidad la belleza con que se venden en los folletos y en distintos medios audiovisuales. Son varios los lugares de playa que una vez que haces mucho esfuerzo y gasto para llegar, te preguntas si valía la pena desplazarte hacia allí, considerando que en nuestra tierra tenemos playas maravillosas.
El mediterráneo profundo para mí fue siempre una desilusión: me pasó la primera vez en Sicilia, me pasó en Grecia, me pasó en el sur de Italia, pero no me pasó en Croacia.
Quien vaya a las playas del mediterráneo oriental europeo desde luego debe descartar la idea de playa kilométrica, de playas cómodas, y de playas atrezadas. Mi primer viaje a Sicilia estuvo basado o enfocado a hacer pie cerca de Taormina, me fascinaba su fonética, los recuerdos de una novela argentina que se llamaba "Te acordarás de Taormina" y todas las informaciones frívolas que tenía de que era un destino Chic del meditarráneo italiano.
Era tal la ilusión por conocer ese énclave que cuando llegué allí me desilusioné, porque si bien hay que reconocer que el pueblo es bonito, las playas que hay por debajo dejan mucho que desear, sobre todo aquellas que están justo abajo del pueblo. Chicas, cortas, de piedra (obviamente) , un ambiente de lo más normalito.
Si quieres algo más exclusivo tienes que alejarte hacia el norte, en dirección Messina, y entonces lo q encontrarás son playas de pago, algo mejores, de buena agua, pero con muchas dificultades para llegar. Si vas para el sur, en dirección Catania, encontrarás playas de arena, en nombres tan sugerentes como Giardini Naxos, pero que bonito sólo tienen el nombre, lo demás, el entorno, la arquitectura, es verdaderamente feo.
De todas maneras, he recorrido Sicilia entera, he vuelto más de 15 veces, he encontrado la conmoción por el lugar en infinidad de aspectos, pero no precisamente por sus playas. Adoro esa isla, la extraño, necesito volver siempre, amo a su gente, y me interesan un montón su espíritu, su manera de vivir y su agonía. Pero vivir el mar en el sur de Italia es vivirlo desde dentro, es cogerte un barquito, un "gommone" , o cualquier cosa que flote, y vivir la transparencia alejándote de la orilla.
El sur de la región Campana, o por decirlo más fácil, el sur de Nápoles, otro tanto de lo mismo. Quién viaje allí tiene un montón de encantos que disfrutar aledaños al mar, que no son precisamente las vivencias de playa. Porque playa , lo que se dice playa no hay. Pero quién se resiste a conocer Sorrento, o la Costa Amalfitana, o Capri?
Otro tanto de lo mismo me pasó en Grecia, pero eso se merece otro capítulo.
El mediterráneo profundo para mí fue siempre una desilusión: me pasó la primera vez en Sicilia, me pasó en Grecia, me pasó en el sur de Italia, pero no me pasó en Croacia.
Quien vaya a las playas del mediterráneo oriental europeo desde luego debe descartar la idea de playa kilométrica, de playas cómodas, y de playas atrezadas. Mi primer viaje a Sicilia estuvo basado o enfocado a hacer pie cerca de Taormina, me fascinaba su fonética, los recuerdos de una novela argentina que se llamaba "Te acordarás de Taormina" y todas las informaciones frívolas que tenía de que era un destino Chic del meditarráneo italiano.
Era tal la ilusión por conocer ese énclave que cuando llegué allí me desilusioné, porque si bien hay que reconocer que el pueblo es bonito, las playas que hay por debajo dejan mucho que desear, sobre todo aquellas que están justo abajo del pueblo. Chicas, cortas, de piedra (obviamente) , un ambiente de lo más normalito.
La Trinacria, el símbolo de Sicilia |
Si quieres algo más exclusivo tienes que alejarte hacia el norte, en dirección Messina, y entonces lo q encontrarás son playas de pago, algo mejores, de buena agua, pero con muchas dificultades para llegar. Si vas para el sur, en dirección Catania, encontrarás playas de arena, en nombres tan sugerentes como Giardini Naxos, pero que bonito sólo tienen el nombre, lo demás, el entorno, la arquitectura, es verdaderamente feo.
Llegando a Sicilia por primera vez en el estrecho de Messina |
De todas maneras, he recorrido Sicilia entera, he vuelto más de 15 veces, he encontrado la conmoción por el lugar en infinidad de aspectos, pero no precisamente por sus playas. Adoro esa isla, la extraño, necesito volver siempre, amo a su gente, y me interesan un montón su espíritu, su manera de vivir y su agonía. Pero vivir el mar en el sur de Italia es vivirlo desde dentro, es cogerte un barquito, un "gommone" , o cualquier cosa que flote, y vivir la transparencia alejándote de la orilla.
El sur de la región Campana, o por decirlo más fácil, el sur de Nápoles, otro tanto de lo mismo. Quién viaje allí tiene un montón de encantos que disfrutar aledaños al mar, que no son precisamente las vivencias de playa. Porque playa , lo que se dice playa no hay. Pero quién se resiste a conocer Sorrento, o la Costa Amalfitana, o Capri?
Otro tanto de lo mismo me pasó en Grecia, pero eso se merece otro capítulo.
- 6/30/2015 10:46:00 a. m.
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